Reflexus fue un proyecto que no se pudo llevar a cabo y que supuso un quebradero de cabeza para la artista Luz Darriba. Después de trabajar en él durante dos años, todo se vino abajo, dejando a la ciudad de Ourense sin una prometedora macro instalación que hubiese supuesto un antes y un después en su entramado cultural y social.
En qué consistía Reflexus
En el año 2007, Luz Darriba ya era un símbolo para Galicia. Cumulum había cambiado el rumbo de Lugo en el 2000, Patchwork había dejado una huella enorme en Santiago de Compostela en el 2004, Guante Negro, guante blanco conmovió a miles de personas y llegó a ser portada el diario El País… Y faltaba Ourense. La ciudad Áurea había tenido a Luz en certámenes y exposiciones, pero no tenía una macro instalación que pusiese en valor sus símbolos y su historia.
Reflexus supondría la oportunidad de mostrar en España que la Galicia interior tiene tanta importancia y belleza como la costera. Sería a través de la majestuosidad del río Miño, que cruza la urbe regalando a habitantes y visitantes senderos y parajes de enorme valor paisajístico.
Eva Torres, directora de los espacios museísticos municipales de Ourense, lo describió de la siguiente manera:
Era un proyecto muy singular. Unas grandes – gigantes gotas de agua en el Río Miño a su paso por Ourense ciudad.
Recuerdo muy bien la recolección de toda la documentación y los paseos con la artista en coche por los lugares desde donde se podrían ver. La verdad es que era una instalación realmente entusiasta e imaginativa. Desde el ayuntamiento estaban dispuestos a asumir los costes porque lo veían positivo para la ciudad y su entorno.
La macro instalación se englobaría en este caso dentro del movimiento Land Art, ya que sus objetivos reclamaban la importancia de la naturaleza y el cuidado al medioambiente. La artista invitaba a reflexionar sobre el diálogo continuo entre el río y la urbe. Siendo un elemento atemporal en la ciudad. Toda su historia va acompañada de la perenne mirada de sus aguas. Los espacios pueden ser cambiantes, así como los ojos que los miran… Se han sumado puentes, transformado sus orillas… pero la esencia de la ciudad está intrínsecamente ligada al río. Tanto la literatura, como el arte y la historia, hablan directamente de este elemento esencial y característico.
En Lugo era la muralla… aquí el río. En Lugo era la mano humana, aquí la naturaleza es quien abraza nuestra historia.
Durante el tiempo en que la artista trabajaba en Reflexus, el concejal José Araújo Fernández, del Partido Popular, fue el encargado de solicitar los apoyos y permisos:
Apoyo y respaldo a la artista y a su proyecto, por el especial interés en la consecución de los mecenazgos necesarios que permitan su desarrollo cultural, social y artístico en la ciudad de Ourense.
Desde la concejalía de Medio Ambiente, reivindicaron también el proyecto:
Non plantexa ningún dano ni provocación do mesmo (medio ambiente), senon todo o contrario. Foi pensado para polo en valor, tendo en conta a importancia da auga no intre que vivimos e a pureza da mesma no paso do río Miño. Proxecto que a súa vez, nos parece moi interesante, e atractivo para a cidade de Ourense, así coma para a ribeira do seu río.
Con todas las voces a favor, fue un varapalo, tanto para la artista como para el mismo ayuntamiento, la negativa final. Según Eva Torres, fue una decisión de la Confederación Hidrográfica del Norte, hoy denominada Confederación Hidrográfica Miño-Sil.
Reflexus no existió finalmente como muchos otros proyectos de la artista. Ella le llama La carrera paralela porque hay muchas obras rechazadas o aceptadas pero finalmente no viables. En concreto, fueron 11 los proyectos que no salieron adelante.
Ourense ha perdido esta oportunidad y es imposible no pensar en el poder visual paisajístico que no hemos podido disfrutar. La repercusión del Land Art en un lugar y sus oriundos no es temporal, como ya hablamos con Mónica Alonso. Es un poso en el imaginario colectivo que repercute en la cultura, en la educación y en la historia.