Serenita, una vez, a los 17 o 18 años, se sentó en la parte de arriba de un bar de Lalín con un libro. Era de poesía de algunos de los que ahora ni se le ocurre nombrar… en plan Neruda u otro maltratador de esos. El bar era muy típico de adolescentes en esa época; bueno, la parte de arriba, con los sofás y la tele gigante. La parte de abajo era de los mayores.
Se sentó en la parte de atrás de todo y se puso a leer ante la estupefacción de los muchos que estaban allí, que no eran anónimos, aunque no se conocieran.
Esto no es una biblioteca.
Se creerá muy lista.
En realidad no se creía muy lista… Ahí leyendo, donde siempre había estado viendo la tele, fumando o jugando a las cartas. Era la pieza de otro puzzle.
Pero es que estaba muy sola.
Serenita no podía estar en casa porque allí no podían saber que no tenía amigas.
No podía tampoco pasear sola por la calle porque Lalín es pequeñito y le daba mucha vergüenza que los demás supiesen que estaba muy sola.
El libro era, pues, el talismán perfecto para estar allí y mirar hacia otro lado. Altivamente aislada según los demás… Mecánicamente cabizbaja. Agrietándose y derramando savia todavía verde… Todavía con vida.
Tracey Emin ideó esta pieza en 1995. En un alarde de sinceridad consigo misma, pensó en su recorrido vital y en las personas con las que compartió su intimidad.
En esta tienda de campaña en forma de iglú, pequeña, incómoda y privada están escritos los nombres de las más de 100 personas con las que alguna vez durmió. No necesariamente amantes… está el nombre de su abuela, de sus mejores amigas o de acompañantes de borracheras a los que no ha vuelto a ver.
Las personas que forman parte de tu ecosistema íntimo te forman como persona y condicionan tu presente y tu futuro. La personalidad de Tracey Emin se ha alimentado de esas otras realidades con las que ha compartido colchón entre los años 1963 y 1995.
Es muy curioso que esta tienda se haya quemado en el almacén de Charles Saatchi en el año 2004.
A mí muchas veces me pasa que me gustaría quemar a gente de mi pasado.
Tracey nunca quiso rehacer esta obra.